Desde el corazón

Os dejamos la carta de agradecimiento de una persona usuaria del centro que ha querido compartir con todos vosotros.

"Ante todo soy una persona con mis virtudes y mis defectos. Tengo algo especial, una enfermedad mental, pero me siento igual que otra. Mis emociones las comparto con la gente del centro y con mi padre. Mi peor defecto es que mi manera de pensar y sentir suelen ser en negativo, pero desde que estoy en el centro me valoro mucho más, pues los profesionales me han enseñado a pensar en positivo y sentir las cosas buenas de la vida que a mí me costaba ver. Una cosa muy buena que tengo es que yo amo y aprecio a la gente, y en especial lo que más quiero en esta vida es mi madre.

A veces pienso que no me quiere nadie, pero eso no es verdad, me quiere muchísima gente. Los ayudo en lo que haga falta y siempre me tienen a su disposición. Es verdad que puedo expresar mis sentimientos, pues soy una persona muy sincera y digo las cosas claras e intento no herir a nadie.

Mis pensamientos me los guardo para mí y solo consigo herirme a mi misma. La mayoría son negativos y malos, solo suelo contarlos a los profesionales. Esta parte de creer en mí no la tengo del todo clara. Sí que creo algo pero no todo, porque cuando he estado en fase de crisis he hecho locuras. Ahora estoy mejor e intento que todo lo que hago creer en mí para así sentirme mejor conmigo y poco a poco confiar plenamente en mí.

En las creencias negativas no puedo confiar porque me juegan malas pasadas y tengo que aprender a superarme cada día un poquito. Me gusta ir al supermercado. Antes era un obstáculo para mí, pero lo he superado y me agrada, ya que he roto una barrera.

Con la medicación y dejándome ayudar por los profesionales y mis padres, cada día llevo mejor mi enfermedad aunque tengo algunas limitaciones. Mejor o peor, hago las cosas que me propongo, como todo el mundo. Cada día lucho por aprender cosas nuevas y sentirme mejor conmigo misma.

Puedo decir SI A LA VIDA porque me han pasado cosas buenas, sobre todo tener a mis padres, que son un ejemplo a seguir, y a mis hermanos y sobrinos, que son lo más grande de este mundo.

Desde hace 4 años estoy en el Centro de Rehabilitación Rey Ardid en Calatayud. En este tiempo mi vida ha cambiado a mejor gracias a los profesionales. Sin ellos no sería posible la gran evolución que yo tengo hasta el día de hoy. Puedo tomar decisiones sobre mi vida, y aunque a veces las que tomo no son las correctas, me dejo ayudar. Quiero dirigirme definitivamente a lo que quiero hacer y a donde quiero llevar mi vida, pero para eso necesito ayuda. Me gustaría vivir en Calatayud y tener un trabajo. Así podría apuntarme a muchas cosas que me gustan como corte y confección, bailar y poder salir con mis compañeros del centro.

Sé que puedo tener un trabajo valorado, el que sea, pues no se me caen los anillos. También puedo tener relaciones personales valiosas, sobre todo a mí me gusta respetar a los demás pero que también me respeten, no me gusta hablar de nadie, pero que nadie lo haga de mí. A mí lo que me gusta es enseñar a la gente todo lo que sé y puedo enseñar a la gente algo de lo que soy yo: cariñosa, respetuosa, caritativa. Tengo el corazón abierto a todo el mundo.

Quiero decir muy alto GRACIAS a las personas que hicieron posible que entrara en el Centro de Rehabilitación Rey Ardid en Calatayud, pues es lo mejor que me ha pasado en la vida. Entré mal ya que estaba pendiente de entrar en un psiquiátrico, pero mis padres decidieron probar en Rey Ardid.

Quiero agradecer de todo corazón a los profesionales que trabajan allí: Ana Isabel, directora y psicóloga; Laura, trabajadora social; Gabi, voluntaria; y Alberto y Elena, monitores. Y no me quiero olvidar de 2 monitores que hubo, Virginia y Mauricio. La labor que realizan se merece un gran premio, gracias a ellos he sido capaz de trabajar en un kiosco de prensa, llevar mi casa y cuidar a mis padres. Antes no sabía tomarme la medicación, y todos ellos me enseñan y ayudan en todos los talleres.

Los 4 años que llevo en el centro Rey Ardid son los mejores de mi vida. Gracias a ellos me han evitado varios ingresos. Tenían que hacer algo para que esté siempre abierto porque no sabéis lo que se aprende allí y sobre todo mi enfermedad va adelantado muchísimo.

Dar las gracias a los voluntarios y a los compañeros que he tenido desde que entré. No los considero compañeros sino parte de mi familia. Dar las gracias en general a todas las personas que hacen posible que esté abierto Rey Ardid Calatayud.

Se despide una usuaria de la Fundación, llorando de alegría pues los profesionales me han cambiado mi vida por completo a muy bien.

Me despido con un fuerte abrazo y con el corazón en la mano".

Post by P.M.